ZZ La leyenda del Lago de Sanabria
Cuando en las largas y frías noches de invierno las familias se sentaban alrededor del fuego del hogar, eran los ancianos del lugar los que contaban a los más pequeños las historias que ellos escucharon cuando fueron niños. En estas tierras tan aisladas y de costumbres tan propias, es lógico pensar que muchas historias reales mezcladas con la imaginación y la religión llegaron desde tiempos prerromanos, Celtas o Medievales hasta nuestros días.
Sin duda, la Leyenda más conocida por todos es la de la creación del Lago de Sanabria. Ligada con tintes religiosos y con un origen que pudiera ser conocido. Dice así:
Cuentan que un día llegó un peregrino pidiendo limosna al pueblo de Valverde. Fue puerta por puerta pero nadie le abrió. Al llegar al horno, unas mujeres que cocían pan apiadaron se de él y le invitaron a entrar para que se calentara y comiese. Metieron un poco más de masa en el horno para él y ésta creció hasta que el pan se salió del horno. Las mujeres preguntaron el nombre de aquel peregrino, y dijo que era Jesucristo. Como fuesen las únicas que le prestaron ayuda, les avisó del castigo que tenía para el pueblo por su falta de caridad, inundando la aldea, por lo que tenían que huir a los montes. Al salir del horno, el peregrino clavó su bastón en el suelo y gritó:
“¡Aquí clavo mi bastón
aquí salga un gargallón!
¡Aquí clavo mi ferrete,
aquí salga un gargallete!”
y el agua brotó sin control inundando el pueblo. Tan sólo el horno se salvó del desastre y apareció con él la pequeña isla que se ve en el Lago, y que incluso en las crecidas de agua, nunca se inunda.
Años más tarde los vecinos intentaron sacar del agua las dos campanas de la iglesia usando la fuerza de una pareja de bueyes hermanos llamados “Redondo” y “Bragado”. Sacaron una, llamada Verdosa, mientras que la noche de San Juan, la otra campana sumergida, la Bamba suena cada año para los más piadosos desde el fondo del lago.
El origen parece deberse al Codex Calixtinus, escrito por un monje llamado Aymeric Picaud en el S.XII tras su peregrinación a Santiago de Compostela, donde narra alguna de las hazañas de Carlo Magno en España y parece entremezclar la historia con esta leyenda.
Con todo, cualquier Sanabrés recordará a sus abuelos contándole esta historia cuando eran niño, y no dudarán en contársela a sus nietos cuando se sienten alrededor del fuego del hogar en las largas noches de invierno.